Cátedra Bolivariana
1er. resumen.
Autor: Nelson Santeliz B.
La Capitanía General de Venezuela
Creada el día 8 de Septiembre de 1777, con la emisión de una Cédula Real de
Carlos III, quedó integrada por las siguientes provincias: Venezuela, la
Nueva Andalucía o Cumaná, la de Maracaibo, la de Guayana, la de
Margarita y la de Trinidad, convirtiéndose este hecho en un ente
unificador en lo militar, de las hasta entonces separadas provincias con
respecto a la antigua Capitanía General de Venezuela.
La Capitanía General de Venezuela viene a consolidar a la nación
venezolana, ya que con la existencia y funcionamiento de la Intendencia
del Ejército y de la Real Hacienda, del Real Consulado de Caracas y de
la Real Audiencia, las instituciones se unen en la expresión de los
poderes públicos, civiles y militares; además, el hecho se convierte en
una valiosa referencia para la delimitación del territorio venezolano,
base del Uti Possidetis Iuris de 1810 y ha sido, a largo de todos los
tiempos nacionales, un marco para señalar que la nación ocupa el mismo
territorio que ocupaba la antigua Capitanía General de Venezuela.
De hecho, la decisión del rey uniformó a las provincias que existían
desde 1528, unificó los comandos militares de Cumaná, Maracaibo,
Guayana, Margarita y Trinidad, culminando el proceso jurídico de la
unidad política, administrativa y militar de la nación que se inició con
la Intendencia del Ejército y de la Real Hacienda, que prosigue y se
consolida con la Real Audiencia de Caracas y que la Capitanía General de
Venezuela define jurisdiccionalmente en lo político y militar.
Le puso fin a la disgregación, ya que algunas de las provincias
venezolanas dependían del Virreinato de la Nueva Granada en lo político,
militar y judicial como Maracaibo y Guayana; otras dependían del
mencionado Virreinato en lo político y militar, pero no en lo judicial
como Nueva Andalucía, Margarita y Trinidad, mientras que la provincia de
Venezuela estaba subordinada en todos los órdenes a la Real Audiencia
de Santo Domingo y las provincias de la Nueva Andalucía, Margarita y
Trinidad dependían de Santo Domingo en lo judicial. Al crearse la
Capitanía General todas las provincias quedaron en lo político y militar
bajo la jurisdicción del Capitanía General que tenía sede en Caracas y
cuyo título lo hacía presidir el destino de todas las demás provincias
venezolanas tanto en lo militar como en lo político.
Revolución Francesa y Emancipación de Venezuela
La independencia
de los Estados Unidos
repercutió notablemente tanto en Europa como en el
resto de América. En Europa, estimula movimientos
insurgentes en Holanda, Suiza, Irlanda y Francia
(revolución
francesa); y en Hispanoamérica su influencia se
manifiesta en las revoluciones de las colonias que ansían
independizarse de España.
La
organización de las trece colonias norteamericanas
dieron al Estado (Estado
Confederado), sirvió de inspiración y modelo a los
países hispanoamericanos que comienzan a surgir como
consecuencia de la revolución
de independencia, y particularmente a Venezuela. Es
así como la constitución venezolana de 1.881
consagró el régimen republicano y acogió la
división del Poder
Público ideada por Montesquieu:
Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Además, el
preámbulo de dicha Constitución contiene la
Declaración de los derechos del hombre.
LA
REVOLUCIÓN FRANCESA
La influencia de la Revolución Francesa en el proceso de
independencia de Venezuela fue bastante limitada,
podríamos afirmar que sólo se acogieron sus
principios
filosóficos y políticos para justificar la
separación de Venezuela de la Corona española; pero
a los blancos criollos que formaban la clase
dominante desde el punto de vista económico y social, no
les interesa implantar la libertad y la
igualdad
social, porque eran los dueños de los esclavos, factor muy
importante de la producción. Además, el clero tampoco
veía con agrado las acciones
radicales de la revolución francesa, por ejemplo: la
posibilidad de confiscación de sus cuantiosos bienes.
Los blancos criollos querían ejercer el poder
político y gozar de libertad económica; pero se
oponían al ascenso social, económico y cultural de
los pardos, que constituían el grupo
mayoritario de la sociedad
colonial. En consecuencia, el ejemplo de la revolución
francesa y sus principios, fueron utilizados como argumento
político para sus propósitos de
emancipación, pero jamás como razón que les
pudiera hacer perder sus privilegios.
Para 1.807, Napoleón
Bonaparte había ocupado la mayor parte de Europa y se
había convertido en el árbitro de la
política del continente. Solamente Inglaterra escapaba a
esa dominación y había comenzado a aplicar un
riguroso bloqueo económico a los puertos franceses.
Napoleón Bonaparte, impotente para atacar
directamente a Inglaterra, apeló también al bloqueo
económico, conformándose así un doble
bloqueo. Con este objetivo las
fuerzas napoleónicas atravesaron el territorio
español y llegaron a Lisboa en noviembre de 1.807; pero la
Reina, el Regente y su hijo y lo más importante de la
nobleza portuguesa hacía dos días que habían
partido para Brasil,
llevándose consigo el tesoro y la flota. Los franceses se
limitaron a ocupar Portugal y, con el pretexto de mantener la
ocupación, ordenaron la entrada a España de 100.000
soldados, que se adueñaron de las principales ciudades y
fortalezas españolas.
La invasión francesa a España y la
sublevación del pueblo español, fue la causa
inmediata y circunstancial del inicio del proceso de
emancipación de las colonias americanas y
específicamente de Venezuela.
19 de Abril de 1810
El 19 de abril de 1810 renació la
conspiración de los mantuanos, quienes en esta ocasión se habían
procurado la cooperación de los batallones veteranos o las milicias, así
como el apoyo de los notables, los intelectuales, de parte del clero y
otros sectores de la sociedad, y de un núcleo considerable del pueblo.
Una vez eliminada la posibilidad de toda resistencia en la Península,
los notables caraqueños concibieron la constitución de una junta similar
a las formadas en España a fin de regir los destinos de la provincia.
El
capitán general Vicente Emparan, deseoso de ganar tiempo e indeciso
ante el camino a seguir, suspendió la sesión del Cabildo y se dirigió a
la catedral; sin embargo a las puertas de ésta, uno de los
revolucionarios, Francisco Salias, se interpuso y tomando del brazo a
Emparan, le conminó a regresar al Cabildo. La actitud de Salias fue
ampliamente celebrada por la multitud en general y por un grupo de
conjurados; ante la osadía de Salias, los soldados que formaban la
guardia del capitán general hicieron un ademán de apercibir sus armas,
pero una orden del oficial venezolano que los mandaba, los mantuvo
firmes en sus puestos sin intervenir. Dadas la circunstancias, Emparan
regresó al Cabildo, acompañado de los alcaldes, regidores y notables,
mientras una multitud invadía la plaza mayor. Al poco tiempo llegaron al
Cabildo el abogado Juan Germán Roscio, el canónigo José Cortés
Madariaga y otros representantes del pueblo y del clero, quienes se
incorporaron a la reunión. Presionado por los factores de poder
presentes en el Cabildo de Caracas, Emparan pronunció las palabras que
señalaron el principio del fin, por lo menos jurídicamente, del régimen
español en Venezuela. Dirigiéndose al pueblo congregado en la plaza,
desde el balcón del cabildo, les preguntó si deseaban que él continuase
mandando; ante la respuesta negativa de las personas presentes, exclamó
Emparan: "¡Pues yo tampoco quiero mando!". Luego de esto, quedó
establecida la que oficialmente recibió el nombre de Junta Suprema
Conservadora de los Derechos de Fernando VII.
El mismo 19 de abril de
1810 fue redactada el acta en la cual se consignaba el establecimiento
de un nuevo gobierno. En la misma se precisaba que el gobernador y
capitán general, el intendente de Ejército y Real Hacienda, el
subinspector de artillería y el auditor de Guerra y asesor general, así
como la Real Audiencia, quedaban privados del mando que ejercían, a la
vez que suprimían esas instituciones. En consecuencia el Cabildo de
Caracas, con sus 2 alcaldes José de Llamozas y Martín Tovar y Ponte a la
cabeza, asumió el poder, incorporando en su seno a los representantes
del clero, del pueblo y de los pardos, ya mencionados, mientras que el
mando militar era confiado momentáneamente al teniente coronel Nicolás
de Castro y al capitán Juan Pablo Ayala. El acta del 19 de abril fue
firmada por todos los asistentes al Cabildo extraordinario de ese día,
incluyendo a los funcionarios españoles depuestos (Vicente Emparan), los
que desempeñaron un papel secundario y los que a partir de ese momento
asumieron el poder (Tovar, Roscio, Cortés de Madariaga, etc.). El acta
fue leída el mismo día en diversos lugares de Caracas por los escribanos
Fausto Viaña y José Tomás Santana, quienes certificaron que la
población reaccionó gritando las siguientes consignas: "Viva nuestro Rey
Fernando VII, nuevo Gobierno, Muy Ilustre Ayuntamiento y Diputados del
Pueblo que lo representan". En definitiva la revolución se llevó a cabo
sin derramamiento de sangre. Los funcionarios depuestos fueron
conducidos luego a La Guaira y encerrados en las fortalezas o confinados
a bordo de buques anclados hasta que se les expulsó. De acuerdo con el
testimonio de uno de ellos, el intendente Basadre, durante el tiempo que
estuvo en prisión pudo apreciar como los revolucionarios compusieron e
hicieron circular canciones alegóricas de su Independencia, en las
cuales convidaban a toda Hispanoamérica a hacer causa común y a tomar
"... a los caraqueños por modelo para dirigir revoluciones" Al parecer,
ya entonaban la canción que mucho más tarde fue declarada Himno Nacional
de Venezuela: "Unida por lazos/ que el cielo forjó/ la América toda/
existe en Nación/ y si el Despotismo levanta la voz seguid el ejemplo/
que Caracas dio." En conclusión, aunque el 19 de abril de 1810 no fue
declarada jurídicamente la Independencia de Venezuela, políticamente se
produjo un cambio radical que culminó con la declaración 5 de Julio.